domingo, 13 de noviembre de 2016

La fraternité y la gente


"Europa se despertó sobresaltada de su modorra burguesa. Así, en la mente de los proletarios, que confundían la aristocracia financiera con la burguesía en general; en la imaginación de los probos republicanos, que negaban la existencia misma de las clases o la reconocían, a lo sumo, como consecuencia de la monarquía constitucional; en las frases hipócritas de las fracciones burguesas excluidas hasta allí del poder, la dominación de la burguesía había quedado abolida con la implantación de la República. Todos los monárquicos se convirtieron, por aquel entonces, en republicanos y todos los millonarios de París en obreros. La frase que correspondía a esta imaginaria abolición de las relaciones de clase era la fraternité, la confraternizacion y la fraternidad universales. Esta idílica abstracción de los antagonismos de clase, esta conciliación sentimental de los intereses de clase contradictorios, esto de elevarse en alas de la fantasía por encima de la lucha de clases, esta fraternité fue, de hecho, la consigna de la revolución de Febrero. Las clases estaban separadas por un simple equívoco, y Lamartine bautizó al Gobierno provisional, el 24 de febrero, de «un gouvernement qui suspend ce malentendu terrible qui existe entre les différentes classes» [un gobierno que acaba con ese equívoco terrible que existe entre las diversas clases]. El proletariado de París se dejó llevar con deleite por esta borrachera generosa de fraternidad."

Karl Marx - Las luchas de clases en Francia (1848-1850)


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Comentario: En las revoluciones burguesas del siglo XIX era la "fraternité" lo que escondía la lucha de clases, el ilusorio "hemanamiento" entre clases antagónicas lo que que servía para ocultar, en manos de la pequeña y gran burguesía, las contradicciones del capitalismo y frenar las aspiraciones y la lucha del proletariado por sus propios intereses de clase. La "fraternité" de entonces se ha convertido, con idéntico propósito, en la "gente" de hoy, ese amorfo concepto esgrimido habitualmente en estos últimos años por todos los partidos políticos de ideologías supuestamente contrarias, o de supuesta no-ideología, que tanto pactan como se pelean por defender o conseguir sus propias cuotas de poder individual en las instituciones de la "democracia" burguesa.

La "gente" bailando la conga por la "fraternité"