domingo, 13 de julio de 2014

La peccata minuta del botín de guerra de Israel




Mientras Israel somete a los palestinos de Gaza a otra de sus múltiples operaciones militares de castigo, a otra de sus salvajes y cruentas matanzas de civiles bendecidas por su Dios con el beneplácito del dios del Capital y bajo el insultante nombre de "Operación Margen Defensivo", mientras los muertos y heridos se multiplican sin tregua bajo los escombros de las casas y las calles de Gaza destrozadas por las bombas "inteligentes", podría parecer una muestra de insensibilidad hablar del expolio material que la política de saqueo y anexión del estado sionista de Israel supone también para el pueblo palestino. Pero resulta que el saqueo material y el beneficio económico representan, a mi entender, la causa y el fin de esta guerra y de todas las guerras de agresión colonialistas. Durante la campaña de represión y detención masiva llevada a cabo en Cisjordania por las fuerzas de ocupación israelíes en las tres semanas anteriores a la nueva masacre de Gaza, organizada en teoría para encontrar a los tres jóvenes supuestamente secuestrados y posteriormente asesinados por Hamas, los militares integrantes de estas mismas fuerzas se han apropiado de dinero y propiedades palestinas por valor de unos 3 millones de dólares. Así lo atestigua el informe publicado por la ONG Euro-Mid Observer for Human Rights con el título "Confiscación de propiedades de residentes palestinos por las fuerzas israelíes en Cisjordania" (1). La investigación de Euro-Mid documenta que "370.000 dólares en efectivo han sido robados durante las 387 incursiones examinadas, así como propiedades por valor de otros 2,5 millones de dólares, incluyendo coches, ordenadores, teléfonos móviles y joyas. El dinero y las propiedades fueros tomados a la fuerza en los hogares, universidades, hospitales, medios de comunicación y agencias de cambio de divisas registradas por los soldados israelíes. Sin embargo, Euro-Mid cree que sus estimaciones se quedan cortas, pues hay familias y entidades que no han podido relacionar todos sus objetos desaparecidos y muchos robos no han sido todavía comunicados." Euro-Mid denuncia que "el robo de dinero y propiedades pertenecientes a civiles y organizaciones cívicas palestinas es una violación de los artículos 27 y 33 de la Cuarta Convención de Ginebra, que prohíbe el pillaje y las represalias contra la población civil y sus pertenencias". Es por tanto otra muestra más de la violencia sin límite ejercida sistemáticamente por el gobierno y el ejército de Israel contra los palestinos, y de la catadura moral que gastan los que justifican, sostienen e impulsan la existencia del estado hegemónico de Israel.



Para más inri, crecen las sospechas de que el secuestro y muerte de los tres jóvenes israelíes, que le ha servido de pretexto a Israel para iniciar este nuevo episodio en su guerra genocida, haya sido realmente perpetrado por Hamas, y se empieza a hablar de una operación de bandera falsa. Las pruebas conocidas sobre las circunstancias en que se produjo aparentemente el secuestro, y la falta de la habitual exigencia de un canje de presos por parte de Hamas, apuntan seriamente a que se trate en realidad de un montaje del sionismo para justificar esta nueva y salvaje agresión e impedir la viabilidad del acuerdo de unidad entre Fatah y Hamas para la formación de un gobierno central apoyado por ambas organizaciones, celebrado recientemente (2). A ello se suma la predicción que hizo el jefe del Mossad una semana antes de producirse el secuestro de los tres jóvenes israelíes, sobre la posibilidad de que ocurriera un secuestro de tales características (3).


En toda la historia de la "civilización humana", el botín de guerra ha supuesto un aliciente y una merecida recompensa para los esforzados combatientes de los victoriosos ejércitos invasores, además de un castigo añadido para los vencidos, privados así de toda posibilidad de supervivencia o de un mínimo medio económico con el que tratar de rehacer sus malogradas existencias tras la devastación o en el exilio al que se vieran forzados. Al igual que en el pasado, los generales y los gobernantes del impuesto estado sionista de Israel, permiten y estimulan el que sus oficiales y soldados lleven a cabo esta práctica de saqueo material sobre el terreno, por encima de los cadáveres de niños, mujeres y hombres, los llamados daños colaterales, que sus ejércitos van sembrando a su paso en la presunta caza de los denominados terroristas palestinos. Al fin y al cabo este saqueo solo representa la peccata minuta, o calderilla, del verdadero botín de guerra: la tierra y los recursos naturales y materiales de los vencidos, obtenidos tras su sometimiento, expulsión o exterminio. La primera opción, la rendición y el sometimiento de los vencidos, conlleva irremediablemente su condena a un estado de esclavitud o semiesclavitud que también aporta sus buenos réditos económicos a los vencedores. Todo ello es en sí el fin último de esta y de todas las guerras colonialistas habidas y por haber. La china en la sandalia de Israel es la negativa del pueblo palestino a rendirse y su heroica resistencia ante la barbarie sionista.

El "arte de la guerra" no es por tanto más que la forma más extrema y sanguinaria del ansia de apropiación de lo ajeno que un pueblo o estado, o más bien sus élites dirigentes y económicas, ejercen sobre los pueblos o estados designados para ello como enemigos y agresores. Nada nuevo en la historia. A ello contribuye decisivamente la milenaria propaganda religiosa dirigida a imbuir al propio pueblo la idea de ser el llamado pueblo elegido de Dios (o Yahvé), y la que proclama a todos los vientos su sagrado derecho a la autodefensa.

Aunque el botín de guerra robado sobre el terreno solo suponga la peccata minuta del verdadero botín, siempre acaba sirviendo para que unos cuantos de los que se apropian de él, acaben convirtiéndose en prósperos empresarios dentro su país, notables burgueses creadores de riqueza y puestos de trabajo, pasando así de héroes de guerra a ejemplares emprendedores que acabarán engrosando las filas de las élites que en su momento les enviaron a realizar el trabajo sucio. Se transformarán así en "self-made men", hombres hechos a sí mismos, esa figura tan idealizada y publicitada por la ideología capitalista imperante. Solo es una muestra más, aunque una de la más terribles, de que el verdadero color del dinero es el color rojo de la sangre de las víctimas de la guerra, del saqueo, de la opresión y de la explotación sistemáticamente planificadas por parte de las clases dirigentes.


Fuentes:







jueves, 10 de julio de 2014

David contra Goliat

Dicen, cuentan, nos repiten, que el pequeño David derribó al gigante Goliat de una pedrada en toda la frente lanzada con inusitada destreza con su honda, arma pastoril por excelencia desde los tiempos del Neolítico, usada también con notable éxito como arma de guerra hasta la época de los primeros cañones. Cuentan que gracias a la hazaña de David, los ejércitos de Israel pudieron vencer a los filisteos, los cuales llevaban cuarenta días asediándoles. Debe ser falsa esa leyenda bíblica, ya que varias generaciones de niños palestinos llevan más de cuarenta años tirándoles piedras a los tanques y a los soldados israelíes que les vienen asediando y disparando todo este tiempo, y aún no han conseguido derribar a su Goliat, el genocida estado sionista de Israel. Resulta que aunque algún soldado israelí se haya llevado una pedrada lanzada por un niño palestino, ni los obuses de los tanques, ni las bombas que le llueven del cielo al pueblo palestino, se ven dañados por el lanzamiento de piedras. Aún así, los niños palestinos siguen y seguirán lanzando piedras contra el ejército invasor, porque está en su derecho como seres humanos el defenderse ante tamaña agresión. La dignidad y la justicia están con ellos, no así las ejemplares democracias de Europa y los EEUU.