martes, 20 de enero de 2015

Cómo la banca hace campaña por Podemos

En su último artículo, "Podemos, nuevo títere del gran capital y de la derecha española más rancia", Marat hace un apunte sobre la ironía que encierra el hecho de que dos anuncios de sendos bancos, actualmente emitidos en televisión, representen tan fielmente la ideología dominante a la que Podemos sirve con sus discursos involutivos, como afirma tan acertadamente su autor. Esto me ha hecho recordar otra serie de anuncios lanzados por la multinacional Movistar en plena efervescencia del movimiento 15M, poco antes de las elecciones generales de 2011, y reflexionar un poco más allá del hecho de que tales anuncios contribuyen a demostrar que el grán capital ya ha hecho su apuesta política por Podemos. La publicidad de las "grandes marcas" se las sabe todas, y en los últimos tres o cuatro años buena parte, si no la mayoría de los anuncios de televisión, están plagados de mensajes, entre subliminales y totalmente descarados, que rezuman la estética y el mensaje representado por el 15M y su posterior forma de concreción política, mostrándonos asímismo diversos prototipos humanos, entre "normales" y pijoprogres, en pleno empoderamiento consumista, eufóricos de radiante felicidad e ilusión del tipo guay y moderno. Evidentemente no veremos en estos anuncios a ningún desahuciado deprimido, a ningún obrero cabreado gritando en un piquete, ni a ningún parado pasando frío con cara de desesperación en la cola del INEM. Eso no ilusiona ni vende, y ya se sabe que para Podemos, y para el gran capital, la lucha de clases es cosa del pasado, al igual que las ideologías. Echémosle un vistazo a los anuncios mencionados.


El spot se llama "Asamblea" y fue realizado por la agencia DDB que se había encargado de crear la marca ZP para las elecciones generales de 2004, un notable éxito de marketing electoral para un candidato con tan poco gancho, excepto por la ceja. En él ya se nos decía que "la gente ha hablado". Veamos otro. (Pinchar en el enlace, blogger no me localiza el vídeo para insertarlo.)


Los prototipos de "la gente" aparecen realmente bien representados. Está claro que los publicistas que trabajan para las multinacionales saben hacer su trabajo. La hegemonía cultural de la clase capitalista está absolutamente presente en su publicidad e instalada en las mentes de los "ciudadanos". Nuestra cultura es la cultura del consumo material más exacerbado, la de la adoración al objeto más banal y siniestra, la del fetichismo, en terminilogía marxista, más absurdo que se pueda dar en un civilización "avanzada", aunque en muchos casos solo se viva como un deseo por la evidente imposibilidad de acceso para tantas personas a dichos objetos del deseo. Aquí entra en juego la "ilusión". Ya decía el refrán que de ilusión también se vive, aunque más bien se malvive. ¿Cómo no iba a ser la ideología generalizada, la de la mayoría social, la misma que transmite incansablemente la televisión? Veamos ahora los anuncios de los bancos referenciados por Marat en su artículo.


Este de ING Direct muestra perfectamente la similitud de su mensaje con el discurso de valores de Podemos, presentando su producto como el milagro para la superación de los condicionantes de comportamiento impuestos por un modelo de sociedad patriarcal y retrógada, al igual que Podemos presenta la lucha ideológica como algo desfasado y caduco de lo que hay que liberarse votándoles, o domiciliando la nómina. El que la tenga, claro. Así de revolucionarios son también nuestros bancos. Sigamos con el anuncio de la generación más preparada, del Banco Santander, pura muestra de la exaltada soberbia juvenil del 15M y de Podemos.


Vemos pues como por un lado Podemos se adapta y transmite los mismos conceptos de la ideología dominante, y como por otro la ideología dominante crea esos conceptos y los vende incesantemente, también a través de la publicidad comercial, para asegurarse la adaptación subjetiva de las masas a esa ideología, lo que le permite su propia reproducción continuada mientras vende sus productos con enorme éxito. ¿Casualidad? No lo creo. Más bien parece que ambas facetas, la política y la comercial, se retroalimentan, y ello es así porque son parte del mismo engranaje de dominación. En los dos discursos los conceptos son los mismos: su contenido es superficial, es individualista dentro de un supuesto colaborativismo asambleario de aparente igualdad donde cada voz parece valer lo mismo (ya sabemos en que van quedando el asamblearismo y la horizontalidad esgrimidos por Podemos como bandera desde sus inicios), es la ilusión de participar democráticamente en las decisiones "importantes" de la vida, como la elección de una cuenta bancaria, de un contrato de móvil o de unos representantes políticos, todo ello decidido y por tanto impuesto de antemano, la ilusión de la libertad y del poder de cambiar "radicalmente" las condiciones de nuestra existencia eligiendo el producto más novedoso y moderno. Ambos se venden como lo nuevo y lo mejor por el método de demonizar lo viejo, lo histórico. Ni que fueran lo mismo los obreros y campesinos, hombres y mujeres, que se dejaron la vida luchando por sus ideales de libertad, justicia e igualdad, que los militares sublevados de Franco, por poner un ejemplo. Por último, las similitudes estéticas y de puesta en escena son demasiado evidentes para que necesiten ser comentadas.

Siguiendo este hilo argumental no es dificil darse cuenta de que no solamente Podemos se adapta y transmite la ideología de la clase dominante, sino que la clase dominante decide de antemano la opción política que toca en cada momento, impulsándola "sutilmente" también a través de la publicidad comercial, de ese estilo de vida y escala de valores omnipresentes en la vida y las mentes del ciudadano occidental. Por no hablar del bombardeo mediático-tertuliano del discurso podemita con que las cadenas de televisión nos han obsequiado durante el último año, tan obvio y tantas veces analizado y expuesto, aunque la mayoría aún no parecen haberse dado cuenta de su intencionalidad. Resulta cada vez más evidente que los viejos partidos ya no le sirven a la oligarquía capitalista para asegurarse la continuidad de la estructura que sustenta su existencia y garantiza su reproducción, puesto que crean demasiado rechazo popular, por lo que su simple y desgastada alternancia no parece ya capaz de evitar un aumento y una radicalización de las protestas y movilizaciones que podrían significar algún peligro para el orden establecido. Podemos, en cambio, ha supuesto un inestimable efecto placebo para frenar la movilización popular contra los recortes y las salvajes políticas económicas impuestas por la UE. Sumémosle la tremenda división y el desgaste que su irrupción y devenir siguen produciendo en la izquierda, principalmente por culpa de sus dirigentes, más preocupados por los sillones y el apuntarse a caballo ganador que por los principios y fundamentos ideológicos que deberían seguir rigiendo su lucha política, y podremos vislumbrar a la clase dominante frotándose las manos en sus superlujosos despachos, residencias, aviones y yates privados con enorme satisfacción.

Más de uno dirá que todo esto está cogido por los pelos, que la publicidad comercial siempre ha tenido la habilidad de adaptarse a las corrientes y modas que se van sucediendo. Incluso cuando las corrientes y las expresiones estéticas y artísticas de rebeldía surgen más o menos espontáneamente en un contexto de crisis y protesta social, como movimientos contestatarios y contraculturales, las grandes marcas comerciales adaptan rápidamente su lenguaje, su estética y la parte innocua de su mensaje para convertirlas en un nuevo estilo de vida, en un mero producto más una vez despojadas de todo contenido crítico y antisistémico. Vease lo que han dado de sí comercialmente tanto el movimiento hippie de los años 60 como el movimiento punk de los años 70 del siglo pasado. Pero esa habilidad es aún mayor cuando la publicidad comercial desarrolla su cometido principal, que es la creación de nuevas modas y tendencias sociales, o estilos de vida, las famosas "necesidades" en el lenguaje del marketing, identificándolas con los productos que las multinacionales tienen que vender infatigablemente. Se tome por cierto solo la primera afirmación, o se tomen ambas, me parece acertado afirmar que con este tipo de anuncios las grandes empresas capitalistas le están haciendo parte de la campaña electoral a Podemos. Claro que no lo harán de manera gratuita, sino siempre a crédito, como manda la banca.