El Santander ya tiene preparada su bendición para el partido color nazareno del mesías renovador. Los ciudadanos capitalistas saben que gane quien gane, ganará la banca, y tienen clarísimo que ni sus acciones del Ibex ni los abrigos de piel de sus ciudadanas señoras serán confiscados, cosa que Pablo Iglesias se apresuró a prometerles en su presentación ante la alta sociedad empresarial celebrada en el Hotel Ritz al poco de las elecciones europeas. Saben bien que un simple relevo de la llamada casta política puede incluso redundar en mayores dividendos para los que tienen la sartén por el mango y conllevar además un aumento de su poder por el efecto balsámico y narcotizante que "las ilusiones" vendidas producen sobre las mentes de "la gente", permitiendo que la clase dominante, la verdadera "casta", continúe impunemente con el saqueo sistemático y creciente al que somete a las clases trabajadoras reconvertidas figuradamente en ciudadanos empoderados, pero igualmente explotados, expoliados y humillados. Seguramente la mayor duda de los ciudadanos capitalistas respecto a Podemos residía en si aceptar o no a unos advenedizos con pinta de progres en los círculos de servidumbre de las sub-élites del poder. Pero ¡qué carajo, hay que ser modernos!
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(fotomontaje: Vicente Ped Gar)
